La “Guía de buena práctica para el tratamiento de los trastornos del espectro autista” realizada por el Grupo de Estudio de los Trastornos del Espectro Autista del Instituto de Salud Carlos III, para el Ministerio de Sanidad y Consumo de España, identifica cuatro elementos que tienen los programas efectivos en el TEA.
- El tratamiento debe ser individualizado.
Cada persona es un mundo por lo que se desaconseja un tratamiento idéntico para diferentes casos.
Asimismo, un aprendizaje significativo debe siempre basarse en el interés personal y las motivaciones del paciente.
- Un buen tratamiento debe ser estructurado.
Así, los objetivos se acuerdan con las personas involucradas y se puede llevar un seguimiento del progreso y los objetivos alcanzados.
- Un buen tratamiento de TEA debe ser intensivo y extensivo a todos los contextos de la persona.
Es necesario conseguir que las personas clave en la educación del niño o de la niña –familiares y profesionales– aprovechen todas las oportunidades naturales para aplicar el plan individualizado ya que lo ideal es conseguir una intervención de 20-25 horas semanales. Por ellos utilizar los contextos naturales son la mejor manera de conseguir que los niños progresen.
- La participación de los padres y las madres se ha identificado como un factor fundamental para el éxito.
Las familias necesitan apoyo (orientación, información) para ser eficaces en su labor como co-terapeutas. Los esfuerzos de todos los agentes implicados (familia, profesorado, y otros profesionales) debe ser coordinada, y las familias participar de los objetivos y sistemas que se aplican como las nuevas tecnologías y las historias sociales.